~ No todo lo que perdemos está muerto ~
Con esta frase vengo a dejar en claro que el duelo no necesariamente remite a una muerte en sí misma, sino que también puede hacer referencia a situaciones de pérdida en distintos momentos de la vida cotidiana.
Sin embargo, el duelo es percibido como algo negativo. Pero paradójicamente es un evento infaltable para las personas. Porque ¿Quién no perdió algo alguna vez? Y si eso que perdiste te dolió, entonces: el duelo pasó por tu vida.
El duelo es una herida narcisista, es una herida de castración, porque nos pega directamente en el ego y nos demuestra que no somos inmortales, que nada es para siempre, que siempre va a haber algo que nos falta, que siempre van a faltar 5 para el peso.
Pero el duelo es una de las experiencias más frecuentes para las personas, porque las circunstancias de la vida nos van enfrentando a pérdidas que son del orden de lo contingente, son del orden de lo necesario.
El duelo es dolor, pero también es un desafío para las personas, porque no hay existencia sin pérdidas: el duelo es parte constitutiva de la experiencia humana
¿Te dolió dejar la niñez para entrar en lo jodido de la adolescencia?
¿Te dolió dejar la adolescencia para tener que chocarte con la cruda realidad del mundo de los adultos?
¿Te dolió cuando falleció tu mascota?
¿Te dolió cuando te dejó tu ex?
¿Tuviste que duelar la casa en la que viviste por décadas para mudarte a otra casa nueva?
¿Tuviste que duelar un trabajo que tuviste que dejar por otro o por cuestiones económicas o porque te echaron?
No sos el único.
Porque la ausencia se convierte en pérdida, y las pérdidas nos duelen a todos. Y eso es el duelo.
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