El que piensa mucho, duda.
El que duda, posterga.
Y el que posterga, no puede tomar una decisión.
Toda esta cadena es funcional a la procrastinación, porque se evita el encuentro con el acto por parte de la persona. Y el deseo por ese acto se sostiene en una imposibilidad: "más adelante lo hago"...
Ahora bien, el deseo únicamente se pone en juego cuando hay riesgos.
Y es así como, siguiendo esta línea de la procrastinación, que el deseo siempre será insatisfecho. Acentuandose la falta, manteniéndose la insatisfacción.
Esta forma de sostener el deseo -imposibilitado- procrastinando, es jugar a que ese deseo nunca sea posible. Y en ese deseo imposible, se rechaza el acto que la persona quiere llevar a cabo, teniendo siempre el "ahora no puedo" en la punta de la lengua (para evitar el acto y retrasar su deseo ¿Infinitamente?)
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